domingo, 15 de septiembre de 2013

Señor y Virgen del Milagro


Himno a la Virgen del Milagro
1

Dios te salve, Madre
Reina de los Cielos,
esperanza nuestra,
refugio y consuelo.

(Coro)

2

Virgen del Milagro
gloria de este pueblo,
en quien siempre halla
todo su remedio.

3

Si son nuestras culpas,
muchas en extremo,
tus misericordias
son más con exceso.

4

Ya el castigo estaba
sobre nuestros yerros,
más lo detuvieron
tus piadosos ruegos.

5

Al pie del sagrario
allí intercediendo,
el perdón pediste
de nuestros excesos.

6

Mudando colores
tu semblante bello
a entender nos dió
tu pena y consuelo.

7

Empeñada estabas,
y echaste Tú el resto,
para que el castigo
no tuviese efecto.

8

"Perdona -decías-,
mi Dios, a este pueblo;
si no la corona
de Reina aquí os dejo".

9

"Yo por fiadora
salgo en este empeño,
y a mi cuenta corre
no más ofenderos".

10

Confundirte quiso
el dragón soberbio,
pero con tu planta
le quebraste el cuello.

11

Haz, Madre y Señora,
que todos logremos
el fruto, después
de aqueste destierro.

12

En esta novena
que humildes hacemos,
nuestra petición
por tu amor logremos.

Himno al Señor del Milagro
(Coro)
¡Señor del Milagro,
Cristo Redentor,
del pueblo de Salta
no apartes tu amor! 


I

Tras largo camino
que amparó el milagro
por mares y montes
llegaste a este suelo,
por tu amor buscando
el amor de un pueblo

II

Más, torpes las almas
no correspondieron
la dulce demanda,
y en olvido ingrato
dejaron tu imagen
por un siglo entero.

III

El duro reclamo
llegó justiciero:
sacudir conciencias
sacudiendo el suelo;
y hubo terremotos,
y aflicción, y duelo...

IV

Y al fin conprendiendo
tu llamado extremo
a tus pies llevaron
su arrepentimiento;
llanto y penitencia,
contrición y ruegos.

V

Fue entonces que quiso
la Virgen María,
que de pecadores
es Madre y consuelo,
de Dios ante el trono
presentar su ruego.

VI

Y ante el valimiento
de la intercesora,
tu misericordia
se mostró al momento:
suspendió el castigo
y aplacó el siniestro.

VII

Abierta las almas
claridad de cielo,
van pasando siglos,
y crece con ellos
la fe con que amante
te adora este pueblo.

VIII

Que es segura dicha
de su amor el premio
porque desde entonces
por siempre sabemos
¡de que somos tuyos,
de que Tú eres nuestro!

Letra: Emma Solá de Solá

No hay comentarios.:

Publicar un comentario